GRACIAS POR EL
RECUERDO 48
Por Toño Carrizosa
En la filmación de la película LOS TRES GARCÍA, hubo un sinfín de
travesuras que se cometían unos a otros en complicidad con Sara García y fue
creación de lo que ahora son mitos del cine nacional. Aunque se ha repetido hasta el cansancio que a
Pedro le intimidaba trabajar al lado de la gran actriz del cine que era en ese
momento Sara García, la verdad es una fábula que se corrió, así como el de que
Pedro se sentía menos por tener de compañero a un actor de talla internacional
como Víctor Manuel Mendoza. Todo eso era falso. Pedro tenía un gran respeto y
admiración por su compañero a quien le apodaba “el ojitos” porque tenía unos
ojos que resaltaban mucho por la gran cantidad de pestañas que tenía. Además,
ya había filmado con él en otras producciones: CUANDO LLORAN LOS VALIENTES y
CUANDO HABLA EL CORAZÓN.
A Sara García también
le profesaba mucho respeto y admiración, y la conocía desde hacía tiempo. A
ella los productores de otras de sus películas la trataron de convertir en La
Abuelita del Cine Nacional desde que ella decidió hacer una cinta donde se
necesitaba a una actriz de gran edad. Luego protagonizó una película titulada
LA ABUELITA, pero el público no terminaba de aceptarla, hasta que llegó LOS
TRES GARCIA.
En dicha cinta ella
hace el papel de la abuela Luisa García, de los primos Luis Antonio, (Pedro),
Luis Manuel (Víctor Manuel Mendoza) y José Luis (Abel Salazar) y es Pedro el
más allegado de la abuela, de tal manera que eso desbordó en Pedro Infante un
afecto especial por Sara, pues cuando Sara salía de viaje, Pedro iba a
despedirla con mariachi y cuando ella llegaba, apenas apeaba del avión, ya
estaba Pedro Infante gritando por su abuela y cantando con el mariachi que
había llevado a recibirla.
Pues bien, hay una
escena de los bastonazos, en donde la abuela les daba como correctivos a los
nietos y era Pedro el que empezaba con las travesuras, pues cambiaba el bastón
de madera balsa, por uno de verdad y obviamente, los golpes eran verdaderos y
dolorosos. Sara se daba cuenta por el mismo peso del bastón y ella le daba
continuidad a la broma, así cada bastonazo que repartía, dolía de verdad y los
tres nietos tenían que salir huyendo de ella.
Entrevistado por un servidor para platicar de ésta película, Abel
Salazar señaló que en esta cinta era como su tercera aparición y ya iba de
estelar por lo que puso ciertas condiciones a Ismael Rodríguez por lo que para
empezar, “el se quedaba con la chamaca”. Luego, debía de hacer un lucimiento
especial en el cumpleaños de la abuela y para eso debían de ponerse de acuerdo
Ismael y él para captar la atención de todos:
-Ya el rancherito cantaba su tema y se lucía; el poeta declamaba y se
lucía y yo… no tenía que mostrar nada, así que le dije que iba a hacer una
entrada espectacular y que debía tomar las reacciones de todos porque serían
muy naturales. Me dijo don Abel Salazar.
-¿Y cuál fue su escena atractiva? Pregunté.
-¿Cómo, no ha visto la película? ¿Pues en qué planeta vive? (me regañó
pero ni modo, con tal de que me señalara su información, me aguanté):
-Perdone, no recuerdo la escena, le dije.
-Pues… ¡ME TROPECE! Y la cámara tomó la reacción de
todos y esas caras que hacen… son naturales y verdaderas, no actuadas.
Arte y diseño Guillermo Márquez
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