GRACIAS POR EL RECUERDO 26

Por Toño Carrizosa

El disco de oro entregado de manera institucional, fue dado por primera vez en 1952  en nuestro país por iniciativa de Roberto Ayala, un locutor, actor, productor y programador de radio además de editor de la revista Selecciones Musicales.


Se entregaba de manera anual y la votación se hacía de acuerdo al reporte de ventas de todas las tiendas de discos que había en el país. El jurado lo integraban ejecutivos disqueros, programadores de radio y reporteros. El primer disco de oro al mejor vocalista fue para Pedro Infante.


En 1958 la Record Industry Association of America (RIAA) autoriza a entregarlo por primera vez pero a nivel personal de cada disquera. El primer artista juvenil en recibirlo fue Elvis Presley.


La National Academy of the Recording Arts and Sciences (NARAS) no se queda atrás y ese mismo año otorga los primeros Grammys en ese mismo año de 1958.

El nombre del premio, Grammy, viene del diminutivo de la palabra gramófono, que fue un aparato reproductor discográfico de Graham Bell. Cabe la mención de que el gramófono fue competencia del disco fonográfico inventado por Tomas Alba Edison.


Bajo la perspectiva histórica, Edison fue el verdadero inventor del fonógrafo, y el nombrar a un premio con el invento que fue competencia del invento de Edison, es darle homenaje a una copia del original.


Ahora bien, Edison fue inventor de un reproductor de sonido, y para eso usó su fonógrafo que era el reproductor y usaba un cilindro de cera, el cual perfeccionado luego fue de estaño.



El verdadero inventor del disco fue un alemán radicado en EUA llamado Emile Berliner, quien crea en 1887 un disco plano con un surco y además, inventa un mecanismo para reproducirlo. Le ve perspectiva mercantil y pone la compañía Berliner Gramophone Company.

Dos años después nace la Columbia Broadcast Sistem que se dedica a grabar arias y música clásica entre otros atractivos.

En 1897 empezó a promoverse en nuestro país, la venta del fonógrafo, amplificando su sonido con una gran bocina metálica. Por medio de cilindros huecos de cera endurecida, introducidos en un eje giratorio y aplicándoles una aguja de acero, se podían escuchar piezas de música conocida. Este extraño aparato que hacía escuchar débilmente el sonido gangoso de una música colocando en sus oídos unas tripitas delgadas que servían de audífonos, llegaría a convertirse rápidamente en el fonógrafo de amplia bocina.



                                                  Arte y diseño Guillermo Márquez




        

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