GRACIAS POR EL RECUERDO 17
Por Toño Carrizosa
Ahora que falleció el actor Jorge Luke, cabe recordar que inició su
carrera artística como rocanrolero pionero de este ritmo. Jorge Oscura, su
nombre verdadero, fue vocalista de Los Rippers, y grabó con éste grupo varios
temas alternando su lugar con otro de los vocalistas, Gustavo Salcido. Uno de
los temas que recordó Jorge cuando le pregunté qué canciones había grabado, fue
LA MARCHA DE LOS SANTOS para discos Cisne. Jorge Luke participó en uno de los
OTIs, creo que el del 84, pero nunca trascendió su participación; sí en cambio
sus películas de acción y violencia. Descansa en paz, un rocanrolero más.
Otra estrella que se
nos fue de este mundo y debe de estar cantándole a Dios sus éxitos, fue Chavela
Vargas, una mujer que con su participación en la música ranchera la hizo más
selecta. Su fraseo lento y acompasado se gozaba cuando la palabra era
desgarradora y nos hacía vivir en carne propia la letra de la canción. Por eso
podría decirse que fue casi - casi la intérprete oficial de José Alfredo
Jiménez.
Cuando se filmó la película CAÌN, ABEL Y EL OTRO, César Costa y Alberto Vázquez peleaban el crédito
el primer lugar, el único que no entró en esa pelea fue Enrique Guzmán. Dicen
que hubo mucha discusión entre César y Alberto y Enrique los veía feliz. Cuando
se dieron cuenta de que Enrique no peleaba su crédito correspondiente le
preguntaron si no iba a discutir por su lugar en la cartelera y la película.
Enrique dijo que de todas maneras su nombre tenía que ir al principio de todos,
era el productor.
Cuando se realizaban las giras de la cerveza Corona por el norte del
país, allá por los años 60, Lucha Villa era feliz porque pasarían por Cd Camargo,
donde ella nació y radicaba su querida madre. Así que lograba escaparse del
yugo exigente del empresario, el famoso señor Vallejo y podía ver a su querida
mamá. Pero no iba sola, la acompañaba su mejor amigo, un cantante de ranchero
que destacó por su excelente voz en el bolero ranchero llamado Javier Solís.
Fueron tantas las visitas y tan frecuentes que la mamá de Lucha ya le decía
“hijo” y él para halagarla, le llevaba serenatas con el mariachi Vargas.
Javier Solís era como un niño chiquito cuando salía
de gira. Esas giras de la Corona eran una maravilla para él porque daba rienda
suelta a sus travesuras. Cuando acompañaba a Lucha Villa a comprar, iban al
supermercado y la hacía subir a un carrito y luego tomaba vuelo y allá iban, a
toda velocidad por los pasillos del supermercado a toda velocidad.
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