GRACIAS POR EL RECUERDO 7

Por Toño Carrizosa

Los que andamos en la reporteada con los artistas, tarde o temprano terminamos por convivir con muchos de ellos y de hacernos sus amigos y apoyarnos unos a otros. Si, es difícil encontrar la amistad entre artistas y periodistas, pero sí se llega a dar por simpatía convivencia, comprensión y apoyo. Va el reconocimiento de tres de ellos nada más para que te des una idea del enorme corazón que llegan a tener:

Un colega me comentó que vivía un conflicto muy fuerte en el medio en donde laboraba porque tenía una persona que lo estaba grillando en la dirección editorial y se notaba que su cese, estaba cercano. Una tarde coincidimos en entrevistar a Angélica María y la bella se dio cuenta de su preocupación y le preguntó si le podía ayudar. Mi amigo no pudo más y le dijo su situación. Con una gran familia y un magro sueldo, por desgracia, estaban por liquidarlo por grillas en la dirección editorial. Angélica le dijo que no se preocupara y que para todo había una solución y sonriendo, le plantó un sonoro beso en la mejilla, como solamente un ídolo como ella podía hacer para consolar. Unos días después nos encontramos en un evento mi amigo y yo y me dijo que todo se había compuesto y que el director ya lo veía con otros ojos porque ya no había conflictos. En ese mismo evento, vimos a Angélica María quien, después del saludo y mirándolo pícaramente preguntó: “se acabaron tus problemas, ¿verdad?”. Resultó que nuestra gran estrella, era muy amiga del director editorial y bastó una llamada telefónica para arreglar el problema.

                                                         
En una ocasión, un reportero de un diario se encontraba en un problema económico, debió de hacer unos pagos muy fuertes y a dos días de navidad, no tenía ni arbolito ni regalos para sus hijos. Recibió la orden de hacer una encuesta para saber como pasan los artistas su navidad y cuando le habló a Manolo Muñoz, éste le dijo que por teléfono no le iba a contestar y que fuera a su casa. Le invitó un café y por conocerse de mucho tiempo, Manolo notó su preocupación y preguntó. Mi amigo le comentó su situación y Manolo sin decir nada, sacó de su cartera 2 mil pesos y se los dio, prometiéndole que no se los devolviera, porque era un regalo de amigos. Con ese dinero, el reportero pudo comprar arbolito, cena y darle una navidad hermosa a su familia. Lo que nos enteramos después es que ese dinero, era lo único que tenía Manolo para pasar su navidad, pues vivía solo y los contratos escaseaban mucho.

                                                  
Jorge Vargas siempre se distinguió por ser de carácter agresivo, pero una vez que sobrepasábamos esa imagen, era simpático, dicharachero y muy juguetón. En una ocasión, un amigo y yo entrevistándolo en Televisa, notó que mi colega no convivía con él como debía y le preguntó lo que le sucedía.

Por la confianza de tanto tiempo, le dijo que debía hacer un pago fuerte y que no contaba con el dinero suficiente y Jorge, le dio una palmada en la espalda, lo abrazó por el cuello y le dijo al oído: “mira cabroncito, no te preocupes, te me vas al estacionamiento, buscas mi camioneta, abres la guantera y atrás de la Calibre 45 está mi cartera. Tráemela”. Yo acompañé a mi amigo y efectivamente, vimos una pistola que por el tamaño, más bien parecía cañón. Mi amigo tomó la cartera. Cerramos muy bien todo y fuimos con Jorge. Este, tomó todo el dinero que tenía dentro de ella y le preguntó: “¿Te alcanza con esto?”.

Mi amigo le contestó que se excedió un poco y Jorge le dejó el dinero, se guardó la cartera y sonriendo nos dijo: “¿Ya? ¡¡‘ora lárguense a la chingada que no los quiero ver!!”. Y es que, así era Jorge Vargas, agreste, pero muy, muy humano y noble con quien condescendía.

Estos recuerdos, yo los viví con mis colegas, salvo el de Manolo, que me lo contó personalmente quien lo vivió.




                                                   Arte y diseño Guillermo Márquez




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